Los estudiantes y la LGE
Una vez que se dio a conocer en detalle el proyecto de Ley General de Educación, el debate público se centró en dos aspectos: la posibilidad de prohibir el beneficio económico a través de la educación, y de terminar con la prerrogativa de los establecimientos de seleccionar a sus alumnos. En este estado de cosas los estudiantes secundarios, cuya posición durante 2006 no mostró diferencias internas relevantes (principalmente porque estaban centrados en denunciar la situación de la educación), hoy se ven enfrentados a asumir que representan una comunidad tan diversa como lo es el espectro político contemporáneo.
El Colegio de Profesores respaldó la posición del gobierno, e incluso propone hoy llevarla más lejos, haciendo que la selección sea eliminada también en la enseñanza media. Por su parte la Federación de Instituciones de Educación Particular (FIDE) ha manifestado su oposición al documento oficial y postula que debe ser modificado sustancialmente o rechazado de plano. Los representantes de la Alianza por Chile preparan un proyecto alternativo y se oponen siquiera a la discusión del actual proyecto. ¿Cuál es la posición de los estudiantes secundarios en este panorama?
A pesar de la diversidad manifiesta de criterios y simpatías políticas, en las filas estudiantiles no había grandes diferencias el año pasado, lo que se debía a que las movilizaciones sólo tenían el objetivo de denunciar el estado de la educación chilena. Hoy día, cuando hay propuestas claras sobre la mesa y deben decidir qué postura tomar, el movimiento secundario evidencia su composición heterogénea.
La expectación que existía respecto a la respuesta de los estudiantes a la presentación del proyecto de LGE se tornó en extrañeza cuando al finalizar una entrevista con la ministra de educación en el Liceo Lastarria, el presidente del centro de alumnos, Gabriel Ibáñez, se declaró contrario a suprimir la selección de alumnos por parte de los establecimientos: “una medida así perjudicaría los estándares de calidad de colegios como el nuestro”, diría en esa ocasión. Entonces se vio que los escolares no constituían un bloque monolítico sino una comunidad tan diversa como el espectro político actual.
Días más tarde los protagonistas de las movilizaciones del año pasado harían declaraciones aún más contradictorias. Julio Isamit, ex secretario general del CCAA del Instituto Nacional y que lidera la organización “Jóvenes x Chile”, llegó a manifestar su desacuerdo con poner fin al lucro. Entrevistado por educarchile, dijo: “nosotros creemos que los colegios particulares pagados y subvencionados deben ser sujetos a una supervisión mayor pero no estamos por obligarlos a convertirse en corporaciones, sobre todo porque los particulares subvencionados en términos generales lo están haciendo bien”.
Germán Westhoff, presidente del centro de alumnos del mismo establecimiento durante 2006, es de la misma opinión: “el lucro no es negativo bajo ninguna circunstancia, hace que mejoren las herramientas para calidad de la educación. Aplicar la ley podría significar una recesión dentro del sistema”. El proyecto de ley tendría a juicio de Westhoff, demasiadas falencias que van contra los valores constitucionales, que hacen muy difícil que una ley así pueda ser aceptada completamente. “Hay que darle una vuelta porque no se ha tratado el tema de fondo, seguimos con pequeños acercamientos”, concluye.
e: ¿Cómo entender tu posición considerando que el fin del lucro fue precisamente uno de los argumentos que plantearon con más fuerza los estudiantes en 2006?
G.W: - Efectivamente se tomó muy en cuenta por los estudiantes secundarios, pero se abordó con un poco de demagogia, se trataba de dar en el gusto al bloque social pero en la práctica es casi imposible de aplicar.
María Jesús Sanhueza responde a estas declaraciones: “es legítimo que den su opinión pero hay que aclarar que no es la del movimiento estudiantil, ellos ya no son estudiantes secundarios, y no porque hayan participado del movimiento el año pasado vamos a tener que consultarlos, porque si no tendríamos que ponernos de acuerdo con los estudiantes de 2001 que fueron los primeros en plantear la reforma de la LOCE”.
Acomodando la línea del Colegio de Profesores y la de sus compañeros de los colegios municipales emblemáticos, la dirigente no se define contraria a la selección pero estima que no puede ser suprimida mientras no existan nuevos criterios de calidad y mecanismos de fiscalización en cada uno de los colegios.
Los disensos entre los estudiantes se hicieron sentir desde comienzos de año, con la marcha escolar contra el Transantiago; varios centros de alumnos se marginaron del acto y surgieron voces que decían que la asamblea había perdido el rumbo. Hoy los dirigentes de los establecimientos emblemáticos ponen en duda su permanencia en la ANES.
Según el secretario ejecutivo del CCAA del Instituto Nacional, Leonardo Jofré, es innegable que se está haciendo una evaluación para analizar la continuidad del colegio en la asamblea, a pesar de que no existe todavía una postura definida. “El proceso se está gestando (dice), se está haciendo una votación curso por curso, pero todavía no hay ni un sí ni un no”. Los problemas se habrían dado “por la poca representatividad que hay en la asamblea, las discusiones no pasan por todas las bases, no son democráticas y están llevando a un sistema viciado con el que no llegaremos a ninguna parte”.